
El mundo conocido se le desmoronó, cayendo a sus pies, mientras se permitía un suave aleteo.
Ahora simplemente vive desaprendiendo a volar.
El mundo conocido se le desmoronó, cayendo a sus pies, mientras se permitía un suave aleteo.
Ahora simplemente vive desaprendiendo a volar.
Hasta qué punto se puede dejar al margen la parte del corazón dañada.
Cómo hacerlo para no involucrar a las almas.
Dejar que sigan siendo viajeras, que crucen sus caminos con otras afines, dejando su impronta en un roce ligero de alas.
Acaricias las mías con la suavidad de un alma conocedora de las rugosidades que pueden dañar.
Rozo tu piel con la levedad del tacto que no quiere doler.
Creyéndonos a salvo.
Sabiéndonos cautivos.
Siempre avanzando,
aunque sea inevitable
volver la vista atrás.
Volaré por encima de tus sueños,
hasta que un día me dejes entrar en uno de ellos
y me quede eternamente en ti.
Disparaste a mis alas,
hiriéndome de muerte.
Muerta en vida.
Creías que yo volaba alto,
muy alto,
alejándome de ti.
En mi vuelo rasante sólo quería viajar a tu lado.
¿Qué mal hice para no poder renacer sin ti?