
Tu ausencia me trajo paz, equilibrio, tranquilidad.
Y me dejó el alma inquieta pero serena.
Tardé en escribir los atardeceres sola
y las noches en soñar dulce.
Y fui desnudando lentamente mi piel
de tu recuerdo.
Anduve en cueros,
aún camino a medio vestir.
El tiempo, bendito tiempo,
hará surgir de nuevo
la piel de mi cuerpo.