Sueño que recojo alguna ropa, poca cosa y cierro una maleta, mientras me das la espalda y miras por la ventana, riendo, cómplice, en una llamada que has recibido por el móvil.
Antes viste mis lágrimas.
Antes habías notado mi tristeza.
Ya sabías que no era feliz.
Abro la puerta, no hace ningún ruido y en silencio atravieso el largo pasillo.
No me detienes ni corres tras de mí. No me llamas, ni siquiera te asomas por la puerta.
Me despierto y recuerdo que hace mucho tiempo que no estás en mi vida.
Quiero que sepas que aún sigo haciendo pie, aunque nado sin descanso.
Te deseo que la vida te colme de amores eternos. Aunque te hagan llorar, también te harán soñar.
Estamos viviendo unos tiempos tan raros, que es inevitable que piense en ti. Cómo estarás viviendo este encierro, si lo estarás haciendo en soledad. O no. Si llevas bien el confinamiento. Y por último, si tu también te preocupas por mí y soy yo quien ocupa tus pensamientos.