Mi Quijote trasnochado,
enamorado de las causas perdidas.
Mi espadachín acorralado, malherido en tanta tregua consentida.
Batallando sin armadura.
Sin descanso ni atadura.
A tantas leguas de mi,
que no se intuye el rastro
ni las huellas de su montura.
¡Cuán lenta se hace la espera, cuán dulce será su regreso!
¡Qué hechizo te mantiene tan lejos!